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domingo, 25 de octubre de 2009

Tener Familia en Colombia

La familia, sin dudas es la base de la sociedad, la unidad alrededor de la que se tejen las relaciones humanas y lo que conocemos como civilización. La transformación que ha sufrido la familia en su estructura y significado a lo largo de la historia, ha sido continua y en muchos casos radical; hoy en día este proceso continúa y está alcanzando un punto en el que la familia como se ha conocido en el último siglo cambia totalmente.

Nuestro país no es la excepción dentro de esta escena de cambio, aquí las familias también se están transformando de manera vertiginosa.


Formar una familia es una de las principales metas en la vida de los colombianos, o por lo menos lo ha venido siendo en las últimas décadas, sin embargo esto tiende a cambiar pues diversos factores obligan a pensar primero en el propio sostenimiento, desarrollo y éxito, antes que en la formación de una familia. Es claro que uno de los principales factores que amenaza a las familias en Colombia es el económico; la falta de empleo y el aumento del costo de vida frenan los proyectos de familia de muchos hombres y mujeres, que conscientes del gasto que implica traer al mundo hijos y mantenerlos, deciden llevar sólo una vida de pareja o quedarse solteros; los más arriesgados tienen dos hijos, y solamente en las clases más bajas, en las que la educación y las expectativas de vida son muy diferentes, encontramos familias con 6 o más hijos.


Alrededor del aspecto económico están todas las repercusiones laborales, educativas y emocionales que esto trae. La competencia en el trabajo es cada vez mayor, el nivel de educación que se requiere para tener buenos ingresos es todos los días más alto, y los problemas por el dinero generan una serie de conflictos dentro del núcleo familiar que acaban por destruirlo.


Y para entender un poco la situción actual, vale la pena referirse a uno de los sucesos de la historia económica de la humanida que más ha tenido que ver con la transformación de las familias: la Revolución Industrial; con ella hombres, mujeres y niños se vieron obligados a dejar los hogares para trabajar, y los espacios en los que antes compartía toda la familia fueron desapareciendo, pues todo se convirtió en sobrevivir. Esto marcó un cambio de valores en la sociedad, un paso de vivir por y para la comunidad, a una existencia mucho más individualista, lo que de ahí en adelante cambiaría la forma de relacionarse de los miembros de las familias.


Esta realidad no es lejana, basta con mirar junto a nosotros para darnos cuenta de que incluso dentro de nuestras familias, a las que creemos tan ajenas a todo lo que pasa en el mundo, la fragmentación, la falta de comunicación y el individualismo son protagonistas.


Formar una familia no es fácil, menos en Colombia donde las cifras de desempleo crecen todos los días, donde el conflicto armado separa pueblos enteros y las ansias de poder hacen que el dinero se convierta en la meta única de miles de personas. Porque tener un hogar va más allá de firmar un papel y aportar dinero, significa unión, compromiso, responsabilidad, respeto y amor. Familia, esa unidad tan atacada, tan defendida, tan transformada, tan necesitada, todavía parece tener un espacio dentro de esta sociedad que se derrumba a pedazos.








lunes, 12 de octubre de 2009

Ser Profesional en Colombia: Profesión y Vocación

El colegio, la graduación, la universidad. Una transición que resulta complicada para la mayoría de jóvenes hoy en día y que no sólo implica desprenderse de costumbres, amistades e incluso de la familia sino que nos pone ante la difícil situación de elegir el camino que seguiremos el resto de nuestra vida: una carrera profesional.


A la hora de escoger una carrera profesional son muchas las cosas que deben tenerse en cuenta, y muchas las personas que salen a opinar sobre qué es lo mejor, tanto así que en ocasiones somos los jóvenes los últimos en ser escuchados. Tomar una desición de esta magnitud implica conocernos a nosotros mismos y para qué somos buenos, pero además debemos tener en cuenta como será nuestra situación laboral de acuerdo a la carrera que estudiemos y si en realidad tenemos la capacidad económica para acceder a la educación superior. Todos estos aspectos a considerar tornan la decisión en algo cada vez más difícil, sobre todo cuando hoy en día los jóvenes carecemos de una orientación real desde el colegio que nos permita saber qué es lo que queremos de verdad.


Uno de los primeros factores que impiden que los jóvenes podamos acceder a la carrera que queremos es el económico, muchos deben optar por estudiar algo completamente distinto, porque es lo que pueden costear. Luego está la familia, porque para muchos padres sigue siendo necesario que sus hijos estudien carreras "serias" o que den plata, y así aquellos que quieren estudiar carreras menos tradicionales o para las cuales es más complicado encontrar un trabajo, quedan sometidos a la decisión de sus padres, que al final son quienes pagan los estudios. Finalmente está el grupo de los jóvenes desubicados que por uno u otro motivo no tienen claro lo que quieren hacer o consideran demasiado arriesgado estudiar lo que realmente los apasiona y terminan estudiando lo primero que encuentran y siendo profesionales frustrados, trabajadores poco productivos y sobre todo, personas infelices.


El conflicto entre vocación y profesión es evidente hoy en día, sin embargo son cada vez más las personas que nos motivan a estudiar lo que nos guste de verdad, qué tan cierto sea a la hora de la verdad, es lo que queda por ver. Por el momento los jóvenes seguiremos tratando de encontrar el camino que más nos convenga y sobre todo el que queremos, en la medida de lo posible.